Aprovechando un día de podas y un mini invernadero que tenía aparcado, he decidido empezar con algo que tenía pensado hace tiempo, pero que nunca me había puesto a ello, el cultivo emergido.
Sabemos que una gran mayoría de las plantas que mantenemos en nuestros acuarios aunque sean acuáticas en su estado natural, no pasan toda su vida permanentemente sumergidas, podemos distinguir las hidrofitas que viven permanentemente en los cauces de los ríos donde siempre hay caudal de agua y pueden ser flotantes o enraizadas en el fondo y las helofitas o emergentes que viven en las orillas y zonas de poca profundidad, ancladas al sustrato y habituadas a soportar largos periodos de inmersión y las palustres que son las que viven en zonas permanentemente encharcadas pero por encima del nivel del agua y solo de manera ocasional viven sumergidas.
Estos diferentes tipos de hábitats hace que las especies de plantas y su adaptación sean muy distintas.
Todos conocemos que la mayoría de las plantas que compramos para nuestros acuarios provienen del cultivo emergido y cuando las introducimos en nuestro acuario necesitan un periodo de adaptación en el que también sufren una serie de cambios morfológicos forma y tamaño de las hojas, desarrollo de raíces aéreas etc. Todos estos cambios se revierten cuando vuelven a un cultivo emergido, pérdida de raíces aéreas, pérdida de las hojas que han desarrollado sumergidas y nacimiento de nuevas adaptadas a la nueva situación e incluso conseguir floraciones, que en nuestro acuario a no ser que sean destapados será imposible debido a que las quemarán los tubos.
Sabemos que una gran mayoría de las plantas que mantenemos en nuestros acuarios aunque sean acuáticas en su estado natural, no pasan toda su vida permanentemente sumergidas, podemos distinguir las hidrofitas que viven permanentemente en los cauces de los ríos donde siempre hay caudal de agua y pueden ser flotantes o enraizadas en el fondo y las helofitas o emergentes que viven en las orillas y zonas de poca profundidad, ancladas al sustrato y habituadas a soportar largos periodos de inmersión y las palustres que son las que viven en zonas permanentemente encharcadas pero por encima del nivel del agua y solo de manera ocasional viven sumergidas.
Estos diferentes tipos de hábitats hace que las especies de plantas y su adaptación sean muy distintas.
Todos conocemos que la mayoría de las plantas que compramos para nuestros acuarios provienen del cultivo emergido y cuando las introducimos en nuestro acuario necesitan un periodo de adaptación en el que también sufren una serie de cambios morfológicos forma y tamaño de las hojas, desarrollo de raíces aéreas etc. Todos estos cambios se revierten cuando vuelven a un cultivo emergido, pérdida de raíces aéreas, pérdida de las hojas que han desarrollado sumergidas y nacimiento de nuevas adaptadas a la nueva situación e incluso conseguir floraciones, que en nuestro acuario a no ser que sean destapados será imposible debido a que las quemarán los tubos.
Todo esto para deciros que me he decidido a experimentar con ellas, de momento con unas H. polysperma, ludwigias y cryptocorines.
Unas usando como sustrato turba negra y otras con fibra de coco, agua que cambio semanalmente y unas gotitas de abono para aportar nutrientes.