09 agosto 2009

Ikada - Ikadabuki - Ikadabuchi

Una de las formas más interesantes en el arte del bonsái es en mi opinión el estilo Ikada (Ikadabuki, Ikadabuchi) conocido como estilo balsa en castellano, representa ese árbol caído por efecto de la erosión que vuelve a echar raíces y lucha por sobrevivir convertido en un nuevo árbol o árboles. , aunque he leído opiniones referentes a que en este estilo es complicado darle profundidad y perspectiva no debemos olvidar de que con esto no estamos recreando un bosque (Yose-ue), si no, como he escrito más arriba la lucha de un árbol por sobrevivir y se pueden conseguir cosas tan maravillosas como este Crataegus monogyna o espino albar también conocido como majuelo

o este Ulmus parvifolia


Para recrear un bonsái en este estilo, podemos hacerlo con un acodo de una rama baja lateral de un árbol o también partiendo de un plantón que acostaremos sobre el sustrato para lograr que enraíce en esa posición, siendo esta la primera meta que nos debemos marcar.

Para hacerlo partiremos de un plantón de vivero, a ser posible que presente una densa ramificación en unos de los lados y muy escasa en el otro, al que iremos preparando mediante podas

y eliminado las ramas del lado que no nos interese y le acostaremos sobre una maceta o caja más grande que la maceta existente e iremos alambrando y empezando a educar las ramas que nos interesan y esperaremos a la siguiente temporada.


En su época dependiendo de la especie, procederemos a trasplantarle a una maceta lo suficientemente alta para poder alojar al tronco y a la raíz

y afirmándole a los agujeros de drenaje y cubriendo el tronco completamente con el sustrato.

Este le iremos controlando poco a poco removiendo el sustrato de alrededor del tronco cada seis meses aproximadamente para ver que va desarrollando raíces y cuando se hayan desarrollado abundantemente podremos en el siguiente trasplante eliminar las raíces primitivas o formar con ellas un bonito nebari que le dará más realismo.
Y recordar el número de ramas siempre impar y debemos ir controlando en temporadas sucesivas la triangularidad del conjunto y que miremos por el lado que miremos ninguna nueva rama tapara la visión de las otras.

Una variante de este estilo es el Netsuranari,
en la que el tronco en vez de estar recto va serpenteando simulando una raíz que se ha buscado camino y ha desarrollado una serie de chupones que se han ido transformando en nuevos árboles.

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